Me gustaría empezar diciendo que el educador actual debe ser testigo y adaptarse a los nuevos cambios sociales, donde a pesar de ello, la familia juega un papel importante, quizás el más importante.
La sociedad de la información está generando un nuevo modelo y nosotros debemos estudiar los cambios acaecidos, no basta con ser testigos, hay que analizarlos.
En el ámbito económico se ha experimentado una apabullante globalización que lo ha aglutinado todo, inclusive, en los aspectos más insignificantes. No obstante, la parafernalia de la sociedad del bienestar y del consumo lo ha invadido todo y ha tildado la propia existencia de envoltorios engañosos y planteamientos efímeros.
Se opina que estamos en una nueva era de la comunicación espontánea, donde cada usuario tiene posibilidades de comunicarse en tiempo presente con los demás, sea en su entorno cercano o con el más lejano.
Si hablamos de la familia, podemos decir que la familia tiene la responsabilidad de educar, del mismo modo que la escuela posee una importante función; pero, insistimos, una función.
Dejamos que los medios de comunicación de masas reinen a sus anchas en los diferentes entornos familiares y escindimos las responsabilidades de la educación a otras personas.
La educación en medios de comunicación va más allá de lo que se podría interpretar como el hecho de mirar a las pantallas, pasa por adquirir el compromiso de conocer un lenguaje y discurso de la contemporaneidad, además de una forma de adquirir un estado óptimo de criticidad ante la manipulación y la falacia.
Los medios de comunicación están penetrando en la cotidianeidad, a al vez que están adquiriendo una desmesurada presencia que, en determinados casos, puede llegar a ser admitida como omnipresencia.
El tiempo libre, la cultura del ocio y del entretenimiento hacen que los medios de comunicación adquieran cada día más presencia.
La mayoría de las sociedades contemporáneas tienen a los medios de comunicación como aliados.
Los medios de comunicación generan un importante influjo en la opinión pública, que puede deteriorar o perpetuar la imagen social de una comunidad.
Para concluir, me gustaría destacar que en la actualidad, los medios posibilitan que el receptor tradicional se convierta, a su vez, en emisor y lo que en principio se entendía como un medio de comunicación unidireccional ahora adquiera el tratamiento, la particularidad de ser multidireccional.
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